martes, 20 de diciembre de 2016

El poder, es quien decide


El tomacco - planta del poder

El poder, es quien decide, qué cosas, cómo, y cuándo, pueden hacerse.

El poder, ese oscuro mundo donde se deciden todos los designios del ser humano.

Un mundo desconocido, y teñido de grandes dosis de terror




Ese que siempre nos manda,
Chicago 30 pasó,
pero sobrevivió el alma,
ese que manda y domina,
y nadie a él se llama,
secuaces tiene por miles,
que a él entregan su alma,
no piensan, ni razonan, ni sienten,
solo asienten y rematan,
que el gran poder lo ordena,
ellos ejecutan y basta.
Parece que ya no existen,
que banalidad ingrata,
existen y son tan fuertes,
que ni la sociedad escapa,
a todos los designios,
que proyectan por etapas,
países, pueblos, culturas,
continuamente desplazan,
de su forma de sentir y de soñar,
el cómo vivir su época,
en la senda de la vida,
sin estorbar en nada.
Acciones que al nacer les dio,
La Naturaleza pura y viva,
de poder vivir tranquilos,
del anochecer al alba,
y del alba al anochecer,
su trabajo, y sus entrañas,
entregadas a poner,
en cada acción, su alma,
con el respeto más puro,
hacia el credo que aman.
La naturaleza les dio,
la fe, en un dios que  ama,
al que adoran sin temor
reflejando su figura,
en cualquier hecho de amor.
Pero llega el otro el poder,
el que por egoísmo mata,
y debajo de aquel verde,
encuentra metal, oro, plata,
formas con las que dominar,
sin piedad a otras razas,
Y comienza un desencuentro,
que torna los ríos de agua,
en sangre, lágrimas y muertos,
por... simplemente, por nada,
porque unos seres viles,
quieren mas de lo que gastan,
Y poco a poco, siglo a siglo,
imperios nacen y mueren,
en tumultuosas batallas,
pero caen los que nunca,
conocieron de venganza,
los obliga el poder
solo por la ambición de ser,
el rey, el emperador, el jeque
que más tiene, que más gana,
Maldad que la historia ha escrito,
que reventado de liebres,
murió un noble romano,
inventando el escabeche.
Hoy en nuestra existencia,
el poder se ha reformado,
fácil marcan las reglas.
de los factores humanos
ellos marcan contenidos,
de los libros que estudiamos.
¿Cómo entonces podemos,
si estamos aborregados,
y un pastor ya tenemos
cada uno asignado?
Sus acciones criticarlos.
Nos visten de democracias,
a las que nos presentamos,
se reseñan los que ellos,
previamente acordaron,
Y nosotros borreguitos,
a un pastor le ordenamos,
que nos mande lo que fue,
previamente diseñado,
por los elementos de siempre,
los del cajón desbordado.
Y disfrutando  la suerte,
de mil de miles de desgraciados,
que el azar les ha llevado,
a ser por ellos señalados.
para entregarse a la muerte,
como en e! Circo Romano.


Joaquín SantaClara—Venturin MP—2014