El Papa Francisco sigue estando presionado desde los ámbitos más conservadores y poderosos de la Iglesia.
Su interpretación y visión de la fe, y la aplicación de las enseñanzas de Jesús, por encima de cualquier legislación eclesiástica, por muy tradicional que sea, está siendo atacada sin piedad por la jerarquía dominante en los últimos tiempos.
Le tratan de inculpar de herejía.
Señores Monseñores y demás miembros de esa oposición rancia y asentada en un apostolado hipócrita y lleno de falsedades y conspiraciones, dejen a Su Santidad cumplir con su magisterio.
Por citar tan solo el periodo en el que la responsabilidad jerárquica, descansaba en ustedes o en sus correligionarios, me parece como poco humillante para toda la Cristiandad, que traten como gravísimo el hecho de hacer posible a través del perdón y el amor, la reconstrucción de los daños causados por decisiones erróneas, como un matrimonio sin sentido.
Los abusos infantiles, si merecen el perdón.
Pero sin embargo ni se sonrojaron al tapar, silenciar, justificar y practicar, en muchos casos los abusos homosexuales a seres inocentes e indefensos como los niños.
¿Acaso tienen la conciencia en condiciones de trata de hereje a nadie?
¿Ustedes son o han sido algún día seguidores de Jesús?
[Articulo publicado en la revista de información catolica ADELANTE LA FE]
ESCÁNDALO: Roma, diócesis del papa, autoriza la Comunión a los adúlteros
Miguel Ángel Yáñez
Ha pasado bastante desapercibido un lance gravísimo, a pesar de que hace ya tiempo fue señalado por Sandro Magister y, muy recientemente, por el profesor Roberto de Mattei. No es sino el hecho de que en la diócesis de Roma, es decir la que depende directamente del papa Francisco, se está fomentando de forma oficial y por escrito la comunión a los divorciados vueltos a casar, que siguen cohabitando y manteniendo relaciones. Dejando de lado todo este lenguaje eufemístico modernista, en resumen se permite que dos adúlteros pecadores públicos, que no están arrepentidos y quieren seguir pecando, puedan recibir la absolución y la sagrada comunión en dicho estado sin propósito de enmienda alguna.
Como es habitual en la prédica modernista, todo viene disperso con una pincelada por aquí, una nota por allá, adornado bajo un envoltorio “pastoral” que trata de dulcificar la idea: “acompañamiento espiritual”, “caso a caso”, “en camino a”…. No olvidemos nunca que esta forma de exponer es deliberada, puesto que el modernismo odia la exposición sistemática y ordenada de sus ideas, como nos advertía San Pío X en Pascendi:
“su táctica es la más insidiosa y pérfida… consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes;”
Este hecho, en la propia diócesis controlada personalmente por el papa, apoyado por los vicarios a sus órdenes, representa ya fuera de cualquier duda una prueba del algodón palmaria de la verdadera intención en todo este affaire. No puede haber nadie con un mínimo de honestidad intelectual que continúe afirmando que Amoris laetitia, y la intención del firmante de la misma, no autoriza la comunión a los adúlteros “vueltos a casar”, porque su propio autor la ha ejecutado en ese sentido en su propia diócesis. Y por si aún existiera alguien con voluntad de mantener semejante disparate, les ofrecemos a continuación un pormenorizado análisis realizado por el padre Marianus, colaborador de esta web, del documento de la diócesis de Roma que estimula y fomenta a los párrocos y sacerdotes diocesanos a administrar la confesión y comunión sacrílega.
En estas circunstancias, es una obligación absoluta e imperativa de todos hacer lo que esté en nuestras manos por defender la Fe denunciando la situación. Igual que en una guerra un padre de familia no puede evadir su obligación de defender la patria bajo el pretexto cobarde de “yo sólo quiero ser un simple padre de familia”, mientras a su alrededor caen los muertos y se derrama la sangre de su pueblo, en la hora actual nadie puede refugiarse bajo excusas interesadas, comodidades, carrerismos y miedo a las consecuencias. Sí, me refiero especialmente a los “conservadores” que permanecen callados con un silencio sepulcral, como si nada pasara, porque lo que nos jugamos, todos -usted también que cree puede escurrir el bulto bajo el manto de la papolatría-, es nuestra propia salvación eterna.
Roguemos a Dios porque las voces que aún callan alcen su voz, y que aquellas que recién han despertado no tiemblen y mantengan la batalla por la Fe hasta las últimas consecuencias. Dios pedirá cuenta a cada uno de nosotros por nuestros obras… y omisiones.
Miguel Ángel Yáñez