El maestro siempre está.
con los con cinco sentidos abiertos,
seguro que en algún lugar,
alguien ha de necesitar,
de su ayuda y su consuelo.
Jesús, amigo leal,
un buen tipo sin dudar,
cuanto daría dios mio,
el poder con el hablar.
Saber de sus desencantos,
de sus sueños y oraciones,
oír su divina palabra,
fuente de reivindicaciones.
Tu Jesús, vives en mi,
soy consciente de todo ello,
pero lo curioso es,
me dejas libre, todo el tiempo.
Rendimos cuentas a la noche,
cuando el sol se va poniendo,
ahí juntos estamos,
pasando reconocimiento.
De la reflexión del día,
nada tiene desperdicio,
lo hecho, hecho está.
sí lo capitaneó la verdad,
auguras un buen auspicio.
Jesús siempre candente,
siempre feliz, siempre doliente,
los regalos de la vida,
que no apreciamos, casi siempre,
sólo lo valoramos, cuando faltan,
vaya, vaya, casualmente.
Jesús ¿dónde estás?
Te llamo y no me contestas,
De fondo, muy lejano, un quejido,
«perdónalos Señor, perdónalos,
Pero, ¿Por qué?
Por predicar, libertad,
por predicar, igualdad,
por incitar a respetar,
por defender la persona,
fuera de la propiedad,
por exigir compromiso,
hasta la eternidad,
o por predicar amor
con total intensidad,
como elemento indispensable,
de convivencia vivible,
en esta etapa terrenal.
ƴehoyakim
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Jesús hijo de José y María, nieto de Joaquín y Ana
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