jueves, 2 de marzo de 2017

"Las batallas del abuelo" Abuelo, que es la muerte?

«Las batallas del abuelo»

¿Abuelo, que es la muerte? ¿Qué pasa después de que te mueres?

Hoy están solo cinco con el abuelo Lin. La gripe y las anginas, ha reducido el número a la mitad de los niños que se arremolinan para escuchar la voz de su maestro de aventuras. Por el vividas. Y que nunca otros podrán conocer.

Con el habitual quejido de Lin que al sentarse en la losa siempre hace, y que como buenos «gamberretes» que éran acompañaban a coro con el.―Aaay, de este otoño, no paso― con la carcajada final como broche al protocolo de inicio. Eso sí no faltaba aquello de―ya llegareis viejos, ya llegareis.





omo una continuación del comentario, uno de los chicos compromete al anciano al preguntarle, ¿abuelo, que es la muerte? ¿Qué pasa después de que te mueres?
Lin, se quedó mirando al chaval, pensativo, lo volvió a mirar, y dándose tiempo para poder orquestar una respuesta coherente, le dijo ¿ Oye, seguro que tu no tienes algo de fiebre también? Te veo, mala cara, o por lo menos una mala leche preguntando que manda mandanga, Con menos de diez años no se piensa en esas cosas, hombre.
«Cojiéndose la boina, que giró dos o tres veces en la cabeza, comenzó lentamente a tratar de explicar una cuestión que bien sabía, que no sabía.»
«Un día en la batalla del Ebro, ―comenzó―en la guerra civil, me creí muerto. Nuestro comandante había recibido órdenes de atacar al enemigo por una de las márgenes del río, con el objetivo de atraer la atención de las tropas rivales, mientras llegaban las columnas de la zona pirenaica, y los cogeríamos entre dos fuegos. Esto garantizaba la victoria de los nuestros, aunque de nuestro batallón pocos podrían salir ilesos. Yo fui herido en está pierna,―nos enseña una cicatriz en la pierna por delante y por detrás―, por aquí se escapó la bala, y sonriendo dice, ―no le gustó mi carne, no se quiso quedar.»
«Me caí al río, y fui arrastrado por la corriente, no se la distancia, ni el tiempo, porque perdí el conocimiento. Cuando desperté, liado en unos matorrales, de los que crecen en los márgenes de los ríos, estaba frío, muy frío, congelado, no sentía nada, solo veía a unas mujeres que gritaban ¡¡¡ Está vivo, vive,vive !!!. Me sacaron y me llevaron para su aldea, donde me escondieron durante dos meses».
A Lin se le llenan de lágrimas sus viejos ojos, que ver no ven mucho, pero reflejan sus sentimientos y recuerdos. Una de aquellas mujeres ya no separó de él durante el resto de su vida.
―Y tú «falcatrues», me preguntas qué pasa después de que dejes de vivir.  Nada malo, nada que sea peor que el odio, la mentira, la vanidad, el desamor, la maldad, que es lo que nos convertimos cuando dejamos de ser niños―. 
«No tengáis ninguna prisa en haceros mayores. Solo hay una época en la vida que ilusiona, y es la de niño. Todos los días descubres una cosa nueva, cada día eres más listo, sabes más cosas, las obligaciones son pocas o ninguna. Sobre todo para alguno que yo se, que sabe hacerle la «rosca» a su madre, Jajaja».
«Cuando eres mayor, también tienes momentos muy felices, ―como yo lo tuve con Ino―, pero luego está el camino de vuelta. Y cada día vas renunciando a una cosa, la memoria falla, cada día corres menos, ves menos, y llegará un momento que te tienes que ir».
―¿A donde?― preguntan
―Los cristianos creemos en Dios. Iremos con él. Y otros que creen en otras cosas y religiones, irán con su dios o no. Pero llegado el momento, todos nos iremos con la misma inquietud que cuando llegamos.
Tras unos segundos de silencio, Lin les preguntó´.
―¿Qué os pareció?
―Bien, no lo entendí muy bien, pero bien. Ahora, ¿Por qué, llorabas?―pregunto un chico
―Porque la vida, la vida es muy dura. Fue un poco injusta conmigo, cuando me quitó a Ino, mi compañera y mi horizonte de vivir. Juntos afrontamos las dificultades apoyándonos el uno en el otro. Desde que nos conocimos nunca estuvimos solos.

Los niños y el abuelo se funden en un abrazo, y el «falcatrues»,―no podía ser otro, grito,―Inocencia,espera por el, te sigue queriendo.

Y con unas risas menos intensas que otros días se despidieron citándose, para otra gran tarde con el abuelo Lin.