La hora sin, pero con.
Un día soñé que la vida,
tenía un sentido impregnado,
de soledad y silencio,
de respeto al pasado.
Un día soñé que un día,
cuando estuviera acorralado,
se abriera detrás de mi una puerta,
donde morar, acompañado.
Un día soñé que tenía,
razones para defender,
mi libertad con osadía,
de nadie depender.
Un día desperté, ¡que día!
era mediodía, muy tarde,
¿que extraño? ¿que pasaría?
Al momento,...recordé.
La estancia estaba sucia y olía,
olía a orines, a porquería,
empece a conocer el origen
del sueño, y mi fantasía.
Me incorporé. Todo me dolía,
los brazos negros como el carbón,
el pecho lleno de las señales,
recuerdo de mi «declaración».
Desperté, maldita sea,
no has sido justo conmigo,
dije, rogando y al techo mirando,
hoy toca ración extra, Dios mio.
Maldita celda, que mierda,
ni para los cerdos servia.
seis metros cuadrados, no más,
medidos sin cicatería .
Oigo ruidos, oigo voces,
quejidos, ¡que agonía!
chirría el cerrojo de mi puerta,
y tiran dentro un cuerpo, casi sin vida.
Tu, condenado, venga vamos al lío,
mi dignidad, poca tenía,
me hizo levantar del catre,
entregando toda mi energía.
Libre nací, libre muero,
pero no pasará un día,
que a juez o carcelero,
le recuerde «soy libre, señoría».
Por ideas peregrinas,
o por envidia, puede ser,
o le pisé el callo a alguno,
que tiene mucho poder.
Mi conciencia está tranquila,
más tranquila no puede ser,
hasta en el sueño una chavala,
me rondaba con querer.
La Libertad no se pide, se ejerce,
la igualdad se mantiene también,
con el respeto por bandera,
que somos hombres de bien.
Cuando me subieron a la celda,
me pareció el mejor y lujoso «telo»
mi «chava», de aventuras etéreas,
que lo cuidaba con celo.
Pongo en juego mi palabra,
que es lo que dispongo como bien,
que cuando cumplí condena,
no fue momento mejor, que aquel.
Digo, grito y mantengo,
libre nací, libre moriré,
y entre las dos fechas,
libre, libre, libre, viviré.
Venturin Mortera Palomar
Venturin Mortera Palomar